Se trata de una de las mejores novelas que hemos leído últimamente de género negro. Es una pena que sea tan negativa y destructiva que resulte deprimente. Al final hay un rayo de esperanza de que, quizá, en una novela próxima, triunfe algo la justica, lo que es motivo de alegría. Lo cierto es que Jo Nesbo es uno de los mejores novelistas en este género, pero no como moralista.
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