miércoles, 6 de abril de 2011

CLÁSICOS ILUSTRADOS

Como existen, entre nosotros, diferentes opiniones sobre si recomendar novelas o cómics, he optado por una solución salomónica: novelas clásicas, apasionantes, relatadas en el sugestivo lenguaje del cómic.

Se trata de novelas que hemos leído todos. Casi todas corresponden al género de folletín. Este tipo de literatura se considera por algunos como un subgénero, sin embargo, en una encuesta que se hizo hace tiempo, las dos novelas que se calificaron como las mejores del mundo eran, en primer lugar, El Quijote y en segundo, Madame Bovary de Gustave Flaubert, que la mayoría de los estudiosos la incluyen en el género aludido, que posee, al menos en España una connotación algo negativa.

El Diccionario de la Real Academia (RAE), la segunda acepción que da al folletín es: “Tipo de relato propio de las novelas por entregas, emocionante y poco verosímil.”

Es cierto que algunos estudiosos matizarían esta definición afirmando que existen folletines que se ha publicado por entregas, pero otros que se han concebido como una unidad.

Como sabéis, el folletín surgió en Francia a mediados del siglo XlX. Dicen que el iniciador fue Eugène Sue con su famosa novela Los misterios de París. Otros autores famosísimos de este subgénero fueron Alejandro Dumas con Los tres mosqueteros o El conde de Montecristo; Víctor Hugo con Los miserables; Honoré Balzac con la Comedia humana; y un largo etcétera.

Este subgénero se extendió a otros países, incluida España (también a la Radio y a la Televisión). A lo largo del comentario de esta colección de CLÁSICOS ILUSTRADOS tendremos ocasión de recordar las novelas más famosas.

En este primer tomo aparecen las apasionantes novelas de La isla del tesoro de Stevenson; Miguel Strogoff de Julio Verne; Oliver Twist de Charles Dickens; Dick Turpin de Harrison; Tom Sawyer detective de Mark Twain: La tienda de antigüedades de Charles Dickens; y Las minas del Rey Salomón de Rider Haggar.

Todas ellas conservan su interés apasionante de corte sentimental, situaciones poco verosímiles, su sentimentalismo y la caracterización, con frecuencia maniqueista, de sus personajes principales.

El dibujo se limita a cumplir, si bien, con bastante frecuencia, suple, con acierto, la lectura de gran número de párrafos de las obras originales. En todo caso, el guión de todas esas obras es excelente.

Un error garrafal que padecen algunas de estas novelas, dirigidas principalmente a los adolescentes, es que en varias de ellas no se pone ningún acento.

Finalmente, deciros que no nos preocupemos tanto de la identidad de F.S. y en cambio comentéis estas novelas ilustradas, conforme quedamos, ya que de momento no hay tertulia y no podemos hacerlo de viva voz.