Este segundo tomo me ha gustado menos que el primero. Además de no acentuar las palabras, lo que constituye un serio impedimento para recomendarlo a los adolescentes, presenta varias de las obras como novelas ilustradas, ajenas al cómic.
Una de las excepciones, entre otras, a lo que acabo de escribir, es Taras Bulba de Nicolás Gogol. Este escritor de la primera mitad del siglo XlX, fue, quizá, el primer autor de la novela rusa, con Almas Muertas. Esta edición en cómic de Taras Bulba, recoge, en auténticas secuencias de cómic, la aventura histórica de la novela. Quizá el final resulte algo precipitado, pero el cómic se lee con verdadero interés.
Lo mismo ocurre con Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carroll, obra mucho más difícil de llevar al cómic, y, en menor medida, con 20.000 leguas de viaje submarino de Julio Verne y Norte contra Sur, del mismo autor.
En cambio, Ricardo Corazón de León de Joseph Lacier, Robinsón Crusoe de Daniel Defoë y el Anónimo de Simbad en el reino de Ahmin, son, salvo alguna secuencia aislada, novelas ilustradas.
En todo caso, lo que hay que destacar, sobre todo, es la calidad y acierto del guión. In mejorable, especialmente en Alicia en el país de las maravillas, donde el mundo fantástico y algo caótico de Alicia no es fácil de convertirlo en un guión para cómic.
Por lo demás los dibujos cumplen, a veces con auténtico acierto.
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