Estamos ante uno de los cómics más ambiciosos de los últimos años (se trata de una trilogía de la que hasta el presente se han publicado dos tomos). Es una pena que la mayor parte de las viñetas tengan una letra tan pequeña, porque es un cómic que interesa a todas las edades y la tercera edad normalmente ha perdido alguna agudeza visual. En efecto, el cómic constituye un retrato certero del Berlín de entreguerras, de la República de Weimar. Si bien los personajes son de ficción los hechos relatados son rigurosamente históricos.
El dibujo, ligeramente inspirado en la línea francobelga, posee personalidad propia. La ausencia de fondos durante una serie de viñetas y la repentina aparición de los mismos, resulta normalmente un verdadero acierto.
El ambiente que se debió vivir en Berlín durante esa época está decididamente logrado a través de las peripecias de sus variados personajes: negros, judíos, homosexuales, periodistas, burócratas, ricos, pobres, religiosos, no creyentes, políticos, etc. Especialmente afortunada es la descripción del enfrentamiento entre comunistas y nacionalsocialistas. Y todo ello con un ritmo lento, pausado, en el que la exposición de las ideas muestra su influencia en el comportamiento de los distintos grupos de berlineses
Os aconsejo que hagáis lo que yo: que leáis el cómic dos veces para saber, en todo momento, quién es quién. Es de notar que el ambiente de decadencia de la República de Weimar está tan bien reproducido que el cómic deja un regusto de amargura y dureza.
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